¿De qué hablamos, cuando hablamos como profesionales de la educación?
“Toda educación es ante todo educación estética” F. Alexander Pedraza Tijaro
Todo pueblo o comunidad es en tanto comparta el desde dónde interpreta y habita el mundo. Este desde dónde, se compone de categorías clave para la interacción y la identidad, son en gran medida llave para estar en y transformar un ámbito de la sociedad: la cultura.
En este caso, es clave identificar esas categorías que son llave para nuestra identidad como profesionales de la educación y porque no decirlo, oficiantes, administradores y productores de discursos de verdad alrededor de la educación en general y de la educación institucionalizada: la escolarizada.
Con gran frecuencia en los encuentros que acontecen a diario en el ambiente de la institución educativa y sus asociaciones, el que dichas categorías implícita o explícitamente aparezcan, es valioso y evidencia interés, sin embargo, se hace preocupante cuando en estos diálogos se esgrimen no posturas distintas, lo cual no es problema, sino la sinonimización de las categorías clave para nuestra comunidad profesional.
La sinonimia iguala, confunde, impide la distinción, la relación sistémica, la comprensión e incide en el desempeño y valoración de la profesión y de su comunidad, por ello es conveniente tejer como comunidad dialógica un marco de categorías, teorías, presupuestos, fines, objetos de estudio, objetos de conocimiento, conocimientos, saberes, prácticas que organizados e interrelacionados constituyan la estructura de los discursos de verdad del profesional de la educación, lo cual no es otra cosa que el desde dónde como seres sentí pensantes actuantes éticos interactuamos e intervenimos en el mundo con fines de mediación para la formación y transformación del SER.
En consecuencia es pertinente aproximarnos a cuatro ámbitos de acción del profesional de la educación y en ellos su categoría clave: la educación, la pedagogía, la enseñanza y la didáctica, dado que el interés es concitar a la reflexión, este aporte debe ser tomado como comienzo para el encuentro dialógico de la comunidad educadora profesional.
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